En la grupa de la memoria, en el silencio del corazón, es cuando buscando en la balice de la vida se acomodan nuestras historias...

domingo, 20 de octubre de 2013

Memórias Perdidas


Meu coração está apertado, sinto uma angústia a cada pancada que ouço dentro do meu ouvido mudo, um eco surdo da vida que ainda pulsa em mim. Neste momento de lúcida lembrança, reconheço agora, neste instante, essa moça que com suas mãos me alimenta. É quando soluço essa dor dentro do peito e tento entender o que aconteceu comigo. As memórias são efêmeras, rasgadas, distantes, como naquele retrato sobre uma mesinha deste lugar onde estou e que só alcanço ver enquanto abro a boca e recebo algum alimento. A foto é antiga e mostra minha família, um espelho partido, perdido. 
Entre uma colherada e outra, ela fala comigo. Movo a cabeça sempre dizendo que sim.
Vejo seus lábios se moverem, mas não consigo compreender. Corro os olhos absorta no tempo/espaço que me pesam nos ombros. Atrás dela está uma janela, avisto flores, arbustos pequenos, um pátio coberto de grama verde.
Decido levantar, então noto que suas filhas também estão ali, parecem que se preocupam comigo. Alcanço o umbral sobre uma varanda. Respiro profundamente a brisa que alimenta minhas narinas de um perfume doce, me trazendo à lembrança uma saudade não sei de quê. Observo os rostos das duas mocinhas, adolescentes ainda, que também me observam e ao serem observadas por mim, sorriem.
A passos lentos volto a sentar-me e ela me sorri um sorriso que me constrange. Então, também sorrio. Novamente, ela fala comigo e volta a servir-me na boca. Não sinto o sabor do que ela me dá, mas continuo a comer. Não preciso mastigar aquilo que mais parece uma papa de criança.
Uma mulher de branco se aproxima e retira o prato. Me diz algo que não distingo. Uma pessoa que me alimentava, agora se levanta e me beija, cochicha algumas palavras em meu ouvido, me abraça com delicadeza e se afasta. Duas meninas também se aproximam e beijam meu rosto delicadamente. Todas saem. A mulher de branco me toma pelo braço, me ajeita em uma cama, me cobre e também se vai. Há um retrato sobre uma mesa, não sei quem aquelas pessoas são, penso que elas devem me conhecer e por isso estão ali. Entendo que devo dormir e fecho os olhos. A porta, ainda entreaberta, deixa entrar uma palavra, que me sacode a alma e me  desperta o coração - "cuida bem da minha mãe " - e então, sinto uma angústia a cada pancada surda que ecoa a vida que ainda pulsa em mim e neste momento de lúcida lembrança, reconheço sua voz...  9/10/2013


Memorias Perdidas

Mi corazón lo siento apretado. A cada latido escucho la angustia adentro de mi oído mudo, un eco sordo de vida que aún pulsa en mí. En este momento de lúcido recuerdo, reconozco ahora, en este instante, esta joven que con sus manos me alimenta. Es cuando sollozo ese dolor dentro de mi pecho e intento entender que fue lo que pasó conmigo. Las memorias son efímeras, rascadas, distantes, como en aquel retrato sobre una mesita en este lugar donde estoy y que apenas alcanzo ver mientras abro la boca y recibo algún alimento. La foto es antigua y enseña mi familia, un espejo partido, perdido.
Entre una cucharada y otra, ella habla conmigo. Muevo la cabeza siempre diciendo que sí. Miro sus labios moviendo, pero no logro comprenderla. Corro los ojos absorta en el tiempo/espacio que me pesan sobre los hombros. Por detrás de ella está una ventana y alcanzo a ver las flores, pequeños arbustos, un pateo cubierto por un verde pasto.
Decido levantarme, noto que sus hijas también están ahí, parecen que se preocupan por mi. Alcanzo el umbral sobre la terraza. Respiro profundamente la brisa que alimenta  las ventanas de mi nariz con un dulce perfume, trayendo a la memoria una nostalgia no sé de qué. Observo los rostros de las dos jovencitas, adolescentes todavía, que también me observan y al ser observadas por mí, me sonríen.
A lentos pasos vuelvo a sentarme. Ella me sonríe una sonrisa que me constriñe y también sonrío. Nuevamente, ella habla conmigo y vuelve a servirme en la boca. No siento el sabor de lo que me da, pero continuo a comer. No necesito masticar aquello que más me parece una papilla.
Una mujer de blanco se acerca y retira mi plato. Dime algo que no distingo. Una persona que me alimentaba ahora se levanta y me besa, susurra algunas palabras en mi oído, me abraza con delicadez y se aleja. Dos niñas que están allí me besan la mejilla delicadamente. Todas salen. La mujer de blanco me toma por el brazo, me acomoda en una cama, me cubre y también se va. Hay un retrato sobre una mesita, no sé quienes son aquellas personas, pienso que deben de conocerme y por eso están allá. Entiendo que debo de dormir y cierro los ojos. La puerta, aún entreabierta, deja pasar una palabra que me sacude el alma y me despierta el corazón - "cuida bien de mi mamá" - y así, siento una angustia a cada latido sordo que ecoa la vida que aún pulsa en mí y en este momento de lucido recuerdo, reconozco su voz...

martes, 28 de agosto de 2012

Memória sequestrada

Cacos rompem o chão
Mordaça na boca
Silêncio
O medo
Esquecido momento
Grito Seco

Memoria secuestrada



Fragmentos estallan el piso
Mordaza la boca
Silencio
El miedo
Olvidado momento
Grito Seco



viernes, 3 de agosto de 2012

Gaveta de Lembranças / Cajon de Recuerdos


Sopra o vento
fecham os olhos 
            Proteção

Chuva vem
Pressentimento
em cheiro de terra molhada

Embriagado os ouvidos 
todos os sentidos
              Mar
              paz e agitação

                  Em vigília
embala clara e quente 
noite de lua cheia

Desfaz a trança da memória
a brisa 
relembra sonhos 
dança da minha história


Cajón de Recuerdos


Sopla el viento
cierran los ojos 
         Proteción

Viene la lluvia 
Presentimiento 
en aroma de tierra mojada

Embriagado los oídos 
todos los sentidos
              Mar
              paz y agitación

                        En vigilia
columpia clara y caliente 
noche de luna llena

Deshace la trenza de la memoria
la brisa 
recuerda sueños 
danza de mi historia

domingo, 10 de junio de 2012

El abrigo del corazon

En este país lejano he encontrado de todo, pero sobretodo las más lindas amistades, hechas de tinte, de desayunos, de canciones y amabilidades.
He escuchado historias, he aprendido memorias, he bailado la zumba,  a los ritmos calientes de esta gente alegre como los brasileños, no porque tienen de todo, pero porque traen en el alma la esperanza y el amor, este no necesita de nada para hacer  a uno feliz -  solo lo siente, solo lo es, así como lo ve, así como lo cree.
Ya no camino por el solo mexicano, ya este capítulo se acabó, pero como una buena lectura, de las que nos lleva a conocer tantos rincones, así me quedé llena de la sonrisa de mis amigas, de sus modismos y maneras de decir tantas cosas y de ver su mundo, mi nuevo mundo, que ahora yaz en mi corazón, haciendo parte de mi para nunca más despegar así como un implante necesario a la vida de uno.
Nunca me apasionó el sonido de su idioma, pero ¿cuales palabras cuentan mejor sus historias y pensamientos? Mis hermanos unidos por lazos de tinte, como bien lo dijo Fernando, el escritor de cuentos mágicos, o Murciélago Lobo con sus poemas picantes, o Pachuli con su grandeza en estilo, metáforas y sentimientos tan sentidos que surca el alma de nosotros haciéndonos sentirlos como si fuera nuestros.
Las palabrotas de Marchucha o las otras más de Ceci. Angélica y la dulzura de sus poemas tejidos en el corazón. Lucero, luz de las letras, José y Raúl luchando entre la vida y el talento.  Blanca y su amor por Brasil y su entusiasmo por reunir a todos y hacer nuevos amigos.  Gabi y su requesón, jamás lo olvidaré, Aida y tantas más.
Mi hermana brasileña que andaba por el mundo se vino aquí para que nos encontráramos y  sé ahora que me va a acompañar por siempre.
Y lo que sé más aún es que cada página hace un cuento y cada cuento discribe la vida y la mía es mucho más rica por cuenta de todos ustedes que conocí en este país tan lejos y ahora tan cerca de mí.

viernes, 6 de abril de 2012

Reflejo de mi mirada

Si te hubiera encontrado antes de que te fueras, te habría hecho tantas preguntas! Te haría mi amiga por siempre. Habría sido tus oídos y tus sentimientos, tu alma gemela, tu espejo. Tal vez te envidiase un poco, tal vez me reconocería aún más en ti. Tal vez me hiciera tu confidente y así no me despegaría más de ti. Pero cuando llegué, hacía poco que te habías salido y entendí que ya no regresarías.
Al entrar a tu mundo abrí la puerta de mi propio corazón y encontré en él las llaves que nunca supe donde estaban. Si te miro a los ojos hoy, son por tus memorias colgadas dentro de mi. Me metí en tu cuerpo y tu no te enteraste. ¿O será que fuiste tú que te metiste dentro de mí?
Buceo en el lago que inunda tu cabeza, presiento los anillos ensamblados por las pequeñas piedras que tocan rápidamente la superficie. Las mariposas, las luciérnagas, las cálidas lamparas prendidas, el fuego, la llama, su calor.
También traigo yo una yegua cabalgadora dentro de mi. Ella me lleva a lugares que no los sé, pero los decidí a encontrar. Tú estabas lejos, hasta que no te encontré - como no se encuentran en las tinieblas los amores insólitos con la percepción dilatada por el veneno que se hizo elixir.
Tú que pintaste tu nostalgia y que escuchaste de Da Vinci que la pintura es poesía muda y poesía es pintura ciega, te cegaste del mundo para pintar al tuyo, tan mío, tan nuestro. Tú lo inventaste atravesando la noche con tu yegua negra y salvaje, como un "nightmare". Tú, que hablabas caballo, maravillaste a la gente del norte y del sur, a los blancos y morenos, a los salvajes como tú, a los tímidos e introvertidos, y a todos aquellos que buscaban en ti la libertad de sus sueños. Tú que tuviste siempre la angustia por tu aliada, brindaste la esperanza a todos nosotros que asistimos con los ojos vidriados a tus encantos. Cada trazo tuyo hecho vena del corazón.
Tú, puerta de piedra, casa del miedo, memoria de abajo presintiendo a la muerte en una lenta evaporación, sorpresa por el inesperado, pues nadie enseña a un a morir.
Tus muñecas hechas de tela y emoción, alfombras para tu descanso, mi loca imaginación.
Tú, giganta sin miedo, caminas a largos pasos a comer las calles que alimentan tus sueños.
Ariana, alquimia del fuego y madera. Serpiente, pozo de soledad. Marte, color rojo como de la pasión, de la inteligencia en tu inquietud sincera. "¿Te cortaría la cabeza la reina roja?" preguntaste a Alicia cuando ella te dijo que el artista que se encuentra a sí mismo, está perdido. "No encontrarse nunca es su único logro", te dijo. ¿Cuando fue que te perdiste para que yo nunca te encontrase? Tú que como Juana de Arco se sentía tan espantosamente incomprendida, a menudo quemada en la pira sólo por ser tan diferente a todos los demás, escuchaste el susurro de Alicia: "no quiero caminar entre locos!" - "oh, no puedes hacer nada a respeto, todos aquí somos locos" te respondió su gato. Así, tú empezaste a escribir, pues solo con la palabra tenemos memoria y si hay memoria existimos. Tú te aferraste a eso y escribiste e hiciste poesía ciega, la cual me abrió los ojos y la mente para hacerme tan yegua como tú quisiste ser persona, lo máximo del ser humano. Como un río que fluye viviste tu vida, a la corriente, entre sueños y sus desciframientos, entre un libro y un lenzo, entre la acuarela y los pinceles, sanando heridas con capas de colores. Lo cierto es que tú siempre hiciste magia con todos los colores, hechicera Leonora. Céltica y druida, antigua y lunar. ¿Así eras tú?
Naciste mucho antes de lo que deberías hacerlo y nada te impediste de vivir tu amor sin tiempo, antisocial, amor pasión, alquímico, amor de viento. Tú, la novia del viento, oriundo del norte, relleno de vida.
Tú, que como yo, bebiste este país que no era el tuyo a sorbos como tu té. Te llenaste los cinco sentidos con los aires mexicanos y volaste otros vuelos con otras asas.
Tú, solitaria alma, te pintaste como fantasma para asombrar para siempre a mi yo que encontré en tu espejo encantado y antes de que te fueras me dijiste al soplo del viento: "Si falla la memoria es porque la mente mira hacia adentro, mira hacia la muerte" y te fuiste sin dejarme verte. Cuando abrí tu puerta, ya no estabas...

El piso sobre mi cabeza

Escucho tus pasos, fetiches de seducción, en tacones que clavan el piso. Cierro los ojos y te veo rubia, tu cabello largo, la cintura fina en una falda que te agarra preciosa. ¿Que perfume usas tú? ¿Dulce o cítrico? En el elevador lo inspiro profundamente, sé que es el tuyo.

Llega la noche y te espero entrar. Otra vez ansío por tus pasos a llenar mi soledad.
¿Estas sola hoy? ¿Traes alguien contigo?

La noche pasa y escucho el silencio. Me recojo a dormir.
Escucho las sillas que se arrastran en tu sala, las voces que te hacen compañía. Son muchas esta noche.

Me duermo. Despierto ya alta la madrugada. Suena una música suave. Sé que tu la elegiste. Sé que te gusta, así como me gusta tu perfume. Escucho tus pasos ya descalzos. ¿Tu te quedaste sola? ¿hay alguien contigo? Te quiero tanto que tu también me has de querer.

Me vuelvo a dormir. Otra vez me despierto y tus pies descalzos aún caminan. La canción todavía la escucho.
Me duermo, transpiro, sudo un sueño contigo.
Sospecho que ya viene el alba, pues hace frío, anuncio de la mañana de un otro día, antes de que aparezca el sol.
Entresueño, un sueño y otro. Tu todavía estás despierta. Tu larga noche llena la mía tan vacía.
Suena otra canción, creo que viene de tu habitación. Otros sonidos invaden mi corazón que dispara latiendo en celos, en envidia, en nostalgia de lo que nunca existió. Son tus gemidos entrelazados a otros más fuertes. ¡Hay alguien más contigo! Escucho tu respiración entrecortada con el canto de tu placer y me entrego a mi propio silencio, pues ya no te quiero escuchar ni imaginar cuales son los tacones que hoy te vas a poner.

jueves, 15 de marzo de 2012

ELENA

Aquella mañana, Elena despertó en llamas. Su cuerpo ardía como el sol que brillaba afuera de su recamara. Desde su cama podía escuchar las olas que latían despacio con el peso de la  inmensidad oceánica. El verano se quemaba en olores. Elena lo sentía en sus entrañas, necesitaba abarcarlo todo, consumirlo como a un tequila que abrasa, relaja e inquieta.


Sus pies tocan el frío piso que recubre la habitación del hotel y le entrega el cuerpo, deja que su frescor le atraviese en el intento de sentirse sobria. Alcanza el espejo, se mira, se admira. Sus curvas voluptuosas, sus nalgas firmes y llenas, sus muslos fuertes por tantos ejercicios obstinados para mantenerse atractiva. Elena se desnuda entera, acaricia senos y vientre. Siente deseo de sí misma, se ama, se derrite delante de su propia belleza. Ya casi a los cuarenta, se ve muy joven.
Sobre la mesa de su suite en tono lila hay un vaso con jugo de naranja y un plato con cereales. Disfruta la bebida, sólo necesita refrescarse. Recoge el biquini  brasileño comprado en sus últimas vacaciones en Río de Janeiro, se lo pone y éste apenas se insinúa sobre su cuerpo. 
Lánguida, destilando sensualidad, amarra el pareo bajo la cintura.  Se pone un sombrero de alas anchas y unos lentes oscuros. Está lista para bañarse de sol, de luz, de agua, sea dulce o salada.
Camina sobre tacones, en las puntas de los pies, zigzagueando su cuerpo, cadera abajo. El pelo le acaricia su espalda, deseosa, sensible.
Cuando pasa, siente el calor de los ojos de la gente sobre sí y se ensimisma aún más, y exhala su perfume a flor de piel, de sus poros llameantes de codiciar y ser codiciada.
A un lado de la alberca, lentamente se quita el pareo y lo extiende sobre el camastro de junco flanqueado de columnas y cubierto con una ligera tela de blanco algodón. Se recuesta delicadamente deseando el mundo, el calor del sol, el sudor de la piel.
Destapa el bronceador de color ámbar y olor a canela, lo derrama en la palma de su mano y con ella empieza a recorrer su cuerpo, untando cada centímetro, cada curva, movimiento, llanura, firmamento.
De repente, Elena se mira en los ojos de un joven que acompañan su gracia seductora y siente despertar más poder, más pasión en su desborde egocéntrico. Esboza una sonrisa de Monalisa; se acomoda, casi acostada, sus manos ahora recorren sus piernas, sus muslos. Sus dedos casi tocan su vertiginosa sexualidad, en movimientos lentos, compasivos, tentadores.
El joven, a algunos metros del camastro de Elena, sucumbe a sus encantos, se asoma a la mesa del bar, se retira los lentes, sus ojos hipnotizados.
Elena se voltea boca abajo y enseña sus nalgas que ahora acaricia su mano aceitosa. El bronceador se le escurre entre los dedos, lubricando por donde pasa, reflejo del brillo del sol de mediodía.
Su gozo está en la mirada sedienta de su admirador desconocido, en la certeza de ser un placer a sus ojos, de sentirse deseada de la manera que se desea a sí misma.
Elena saborea los efectos de sus encantos, se acuesta como si estuviera desnuda y se complace en su propia belleza.
Escucha pasos que se acercan, su fuego le consume las entrañas.
Oye risas, menea lentamente la cabeza para alcanzar  a ver a su admirador que sale con su chica del brazo.

jueves, 16 de febrero de 2012

Maria

Maria nasceu calada.  Abriu os olhos, espiou o mundo e não chorou.
Estranhou o pai, comentaram os médicos, se espantaram o anestesista e os assistentes. Se preocupou a mãe, que perguntou: por que não chora minha menina?

O tempo passava e Maria crescia.
Aprendeu a andar, a brincar, a correr, mas Maria não falava e a mãe continuava a perguntar: será que minha filha é muda, meu Deus?

Maria olhava o céu e as nuvens que faziam desenhos. Observava flores, pássaros em seus voos mágicos, borboletas dançantes e pequenos insetos que corriam e se arrastavam pelo chão. Apreciava a vida movendo-se ao seu redor. 

Girava o mundo e Maria bailava. Rodopiava ao som de todas as notas e guardava em silêncio contido o ar que respirava. Absorvia a atmosfera de luz e se lambuzava, louca de amor, com os cheiros, os sons, as texturas, as chuvas, as cores, os ventos e tempestades, a maresia e a brisa fresca, tudo que tocava, tudo que inspirava.

Maria aprendeu a ler e a escrever e colecionava palavras. Colecionava as mais bonitas, as que cantavam, as que tinham cores e sabores. Tudo escrevia em um caderninho que chamou de Achados e Perdidos”: os seus e de tudo que ouvia, ou que alguém falava ou que o vento espalhava,  e ela corria até conseguir agarrá-los, mastigá-los, escutá-los outra vez e voltar a guardá-los entre tantas outras palavras empilhadas: tudo que achava, que um dia foi perdido.

Maria em seu mundo, criava personagens e cenários e os orquestrava em movimentos sem fim. Combinava letras compondo arranjos inusitados, novos e saborosos.  Foi então, que em sua meninice, descobriu um outro mundo, onde os livros eram os habitantes e se pôs a devorá-los. Triturava e comia letra por letra, degustava cada palavra. Guardava cada som diferente, cada imagem transparente por onde navegavam seus olhos, bamboleando seus sentimentos em mares de signos, onde encontrava seu destino com gosto, cor e textura.
Maria só comia. Nao se cansava dos versos, das prosas, das glosas, sonetos, romances e contos, histórias de muitos lugares, de muitas paisagens, infindáveis personagens.
Então, ficou gorda, muito gorda.

Maria já era uma moça e sua barriga também tinha crescido e ela já não conseguia disfarçar. Sua mãe, que fez sempre se preocupar com Maria, lhe perguntava: o que foi que você fez, minha filha? E a barriga de Maria crescia. Crescia muito a barriga de Maria.
Um dia, começaram as dores, como de parto. Doía desde suas costas, e suas entranhas se contorciam prontas para dar a luz.  O que vai sair daqui? pensava Maria, já que nunca falava.
Maria sentia desejos de parir a ansiedade que lhe consumia. Um desespero que espremia sua alma e seu coração.

As dores incessantes aumentavam. Ela já não podia dar abrigo à vida que trazia no ventre, que corria como sangue pelas veias de seu corpo em forma de pensamentos, de poesia, de  histórias. Então, Maria deu um grito. Começou a tagarelar palavras escritas e nunca mais se calou. Foi preenchendo papéis, folhas e mais folhas com tudo o que tinha engolido com os olhos desde que nasceu. Desenhou, em muitas cores, todas as palavras que saboreou. Pintou aquarelas de muitos matizes. Criou espelhos d'água, olhos de luz que refletiam sombras suas e de toda a humanidade que estiveram guardadas por tanto tempo em seu silencio.  Maria nunca mais deixou de falar por páginas inteiras, por onde declara até hoje, com risos, canto e lágrimas, toda nossa existência.


Maria

María nació callada.  Abrió los ojos, espió el mundo y no lloró.
Extrañó el  padre, comentaron los médicos, se espantaron el anestesista y los asistentes. Se preocupó la madre, que preguntó: ¿por qué no llora mi niña?

El tiempo pasaba y María crecía.
Aprendió a caminar, a jugar, a correr, pero María no hablaba y la madre preguntaba: ¿será que mi hija es muda, Dios mío?

María miraba el cielo y las nubes que hacían dibujos. Observaba las flores, pájaros en sus vuelos mágicos, mariposas danzantes y pequeños insectos que corrían o se arrastraban por el suelo. Vivía a apreciar la vida moviéndose a su alrededor. 

Giraba el mundo  y María bailaba, rodopiaba al sonido de todas las notas y guardaba todo en silencio contenido el aire que respiraba. Absorbía la atmósfera de luz y se lambuceaba, loca de amor, con los aromas, sonidos, texturas, lluvias, los colores, los vientos y tempestades, la maresia y la brisa fresca, todo que tocaba, todo que inspiraba.

María aprendió a leer y a escribir y coleccionaba palabras. Coleccionaba las más bonitas, las que cantaban, las que tenían colores y sabores. Todo escribía en un cuadernito que llamó de Encontradas y Perdidas: las suyas y de todo lo que oía, o que alguien hablaba o que el viento esparramaba,  y ella corría hasta que consiguiera agarrarlas, masticarlas, escucharlas otra vez y volver a guardarlas entre tantas otras palabras empiladas entre las páginas: todo lo que encontraba, que un día fue perdido.
María en su mundo, criaba personajes y escenarios y los orquestaba en movimientos sin fin. Combinaba letras componiendo arreglos inusitados, nuevos y que les sabían muy ricos. 

Fue entonces, que en su niñez, descubrió un otro mundo, donde los libros eran los habitantes y se puso a devorarlos. Trituraba y comía letra por letra, degustaba cada palabra. Guardaba cada sonido diferente, cada imagen transparente por donde navegaban sus ojos, bambaleando sus sentimientos en mares de signos, donde encontraba su destino con gusto, color y textura.
María comía todo el tiempo. No se cansaba de los versos, de  las prosas, de los gloses, sonetos, romances y cuentos, historias de muchos lugares, de muchos paisajes, un sinfín de personajes.
Entonces, se quedó gorda, muy gorda.

María ya era una joven y su panza también crecía y ella ya no conseguía disfrazarla. Su madre, que siempre se preocupaba con María, le preguntaba:  ¿que fue  que te pasó, mi hija? Y la panza de María crecía. Crecía mucho la panza de María.
Un día, comenzaron los dolores, como de parto. Dolía desde su espalda, y sus entrañas se contorcían, listas para dar la luz.  ¿qué va a salir de aquí? pensaba María, ya que nunca hablaba.
María sentía deseos de parir la ansiedad que le consumía. Un desespero que exprimía su alma y su corazón.

Los dolores aumentaban. Ella ya no podía dar abrigo a la vida que traía en el vientre, que corría como sangre por las venas de su cuerpo en forma de pensamientos, de poesía, de  historias. Entonces, María dio un grito. Comenzó a hablar palabras escritas y nunca más se calló. Fue llenando papeles, hojas y más hojas con todo lo que había tragado  con los ojos desde que nació. Dibujó, en muchos colores, todas las palabras que saboreó. Pintó acuarelas de muchos matices. Crió espejos de agua, ojos de luz que reflejaban las sombras suyas y de toda la humanidad que estuvieron guardadas por tanto tempo en  su silencio.  María nunca más dejó de hablar por páginas enteras, por donde declara hasta el día de hoy, con risas, canto y lágrimas, toda la nuestra existencia.

martes, 3 de enero de 2012

Teus olhos / Tus ojos


Focos de luz brilhando lembranças, cantando seus sonhos, declamando emoções. Me falam tanto e me gritam em silêncio o que não diz tua boca. Me contam sem palavras cem contos de tua alma. Refletem águas transparentes do mais profundo de teus poços em brilho presente, ausente, distante, indiferente, sincero, frio e ardente. Te leio, releio, ressinto o que sente, pressinto a verdade e a mentira, os opostos que se encontram em tuas entranhas, estranhas páginas dedilhadas por meus olhos, que através do teu espelho, já não podem deter a invasão que só comete aquele que já rompeu mistérios, já se entregou por inteiro e se integrou a imensidão do teu ser. 

Tus Ojos










Focos de luz donde brillan recuerdos, cantando tus sueños, declamando emociones. Me hablan todo y me gritan en silencio lo que no me dice tu boca. Me cuentan sin palabras cien cuentos de tu alma. Reflejan aguas transparentes del más profundo de tus pozos en brillo presente, ausente, distante, indiferente, sincero, frio y ardiente. Te leo, releo, resiento lo que sientes, presiento la verdad y la mentira, los opuestos que se encuentran en tus eNtrañas, eXtrañas páginas tocadas por mis ojos, que a través de tu espejo ya no puedendetener la invasión que solo comite aquel que ya rompió misterios, ya se entregó por entero y se integró a la inmensidad de tu ser.

martes, 20 de diciembre de 2011

Memória Genética

Nem sempre um elogio, cresci ouvindo que eu era como você.
Vi você fazer flores. Suas mãos arquitetavam sonhos de seda, de tecido. Do ferro quente, criava pétalas de muitas cores. Ainda hoje inspiro o cheiro da cola, o pólen de farinha, a tinta amarela.
Te vi costurar. Muito. Desenhava moda, combinava tecidos e cores. Me vestia com diferentes modelos. Estilizava criações de vanguarda, encarnava em manequins fantasias da imaginação.
Me contam dos vestidos lindos que fazia para tantos bailes, tantas moças.
Você lia. Muito. Eram pequenos seus livros. Policiais e farwest. Livros de bolso com os quais viajava sentada no sofá da nossa sala, horas a fio, tardes e dias e anos.
Você falava pouco e contava muitas histórias. Percorria a fazenda onde seu pai era administrador, deslizava pelas pontes da cavalaria, sonhava com os soldadinhos de chumbo, guerreava uma guerra de castas, de raças, de ilusão. Moinhos de vento, vidros no chão.
Era elegante. Me lembro sua boca sempre pintada, espelho, reflexo, frustração. Sua roupa alinhada, com o tempo desalinhando-se em sua velhice.
Me diziam que eu parecia com você.
Você pedalava a engenhoca que tecia sua vida, as calças dos netos, as camisas do genro, em sua casa, que nunca foi sua.
Repenso suas escolhas, suas decisões mal tomadas, seu rumo mal traçado, sua vida tão pouco sua.
Imagino as oportunidades que perdeu. Tanto talento, tão pouco proveito.
Me pergunto se foi feliz, no seu mundo tão pouco seu.
Relembro você se encurvando em sua velhice ensimesmada.
Você assobiava sem fazer som, um pequeno vento que soprava.
Um dia, você olhou pra dentro e se esqueceu de tudo. Procurava recordações que já não eram suas. Despossuída de sua história, você se perdeu e não me reconheceu.
Me reconheciam em você. Um gesto, um jeito de olhar.
Outro dia me apanhei fazendo vento com a boca que assobiava sem emitir som.
Hoje acredito que me pareço com quem você foi um dia.


Memoria Genética

Ni siempre un elogio, crecí oyendo que era como tú.
Te vi hacer flores. Tus manos arquitectaban sueños de seda, de tela. Del hierro caliente creaba pétalos de muchos colores. Aún hoy inspiro el olor del pegamento, el polen de harina, el tinte amarillo. 
Te vi coser. Mucho. Diseñaba  moda, combinaba telas y colores. Me vestía con diferentes modelos. Estilizaba creaciones de vanguardia en maniquíes fantasías de imaginación.
Me cuentan de los lindos vestidos que hizo para tantos bailes, tantas jóvenes.
Tu leía. Mucho. Eran pequeños tus libros. Policiacos y de farwest. Libros de bolsillo, con los cuales viajaba sentada en el sofá de nuestra sala, por largas horas, tardes y días y años..
Tú hablabas poco y contaba muchas historias. Recorría la hacienda donde tu padre era el administrador, resbalaba por los puentes de la caballeriza, soñaba con los soldaditos de plomo, guerreaba una guerra de castas, de razas, de ilusión. Molinos de viento, vidrios en el piso.
Era elegante. Me acuerdo tu boca siempre pintada, espejo, reflejo, frustración. Tu ropa aliñada, con el tiempo se desaliñando en tú viejez.
Me decían que me parecía a ti.
Tú pedaleabas el aparato que tecía tu vida, los pantalones de los nietos, las camisas Del yerno, en tu casa, que nunca fue tuya.
Repienso tus elecciones, tus decisiones mal tomadas, tu rumbo mal planeado, tu vida tan poco tuya.

Imagino las oportunidades que perdió. Tanto talento, tan poco provecho.
Me pregunto si fue feliz, en tu mundo tan poco tuyo.
Recuerdo de ti te encorvando en tu viejez ensimismada.
Tú silbabas sin hacer sonido, un pequeño viento que soplaba.
Un día, tú miraste hacia adentro y te olvidaste de todo. Buscaba recuerdos que ya no eran tuyos. Desposeída de tu historia, tú te perdiste y no me reconoció.
Me reconocían en ti. Un gesto, la manera de mirar.
Otro día, me caché haciendo viento con la boca que silbaba sin emitir sonido.
Hoy creo que me parezco con quién un día fuiste tú.

lunes, 5 de diciembre de 2011

A mulher de um olho só // La mujer de un solo ojo

Ela sempre usava venda em um dos olhos. Cada dia, a venda era de uma cor, de acordo com a roupa que usava e conforme a energia que sentia ao levantar-se pela manhã. Se o dia era de esperança colocava roupa verde e venda da mesma cor. Se estava triste, encarnava um amarelo, que combinava com o amarelo "surton" da venda. Irritada, assumia o vermelho e o olho também enrubrescia.
Um dia perguntei o que tinha acontecido com seu olho sempre tapado. Era cega? Tinha sofrido algum acidente? Olho furado, catarata, de vidro? Não tinha olho?
Nao, ela nao era cega, ela só não podia, não conseguia ver o mundo com os dois olhos. Ela me garantiu que só precisava um pouquinho da vista que Deus lhe tinha dado, para ver o mínimo, o necessário. Com dois olhos, ela acreditava, veria muito, veria demasiado, seria muita visão, muita percepcão. Tudo seria duplo, o sofrimento, a miséria humana, as diferenças e as desigualdades. Os tons e as nuances das cores seriam demasiado fortes. Ela não suportaria a dose dupla de vida, prefiriu a sobriedade de apenas uma visão.

La mujer de solo un ojo

Ella siempre usaba venda en uno de los ojos. Cada día, la venda era de un color, de acuerdo con la ropa que vestía y conforme la energía que sentía al levantarse por la mañana. Si el día era de esperanza colocaba ropa verde y venda del mismo color. Si estaba triste, encarnaba un amarillo, que combinaba con el amarillo "surton" de la venda. Irritada, asumía el rojo y el ojo también ruborizaba.
Un día pregunté lo que tenía pasado con su ojo siempre tapado. ¿Seria ciega? ¿Tenía sufrido algún accidente?¿Ojo roto, catarata, de vidrio? ¿No tenía ojo?
No, ella no era ciega, ella solo no podía, no conseguía ver el mundo con los dos ojos. Ella me garantizó que solo necesitaba un poquito de la vista que Dios le había dado, para ver el mínimo,el suficiente. Con dos ojos, ella creía, vería demasiado, seria mucha visión, mucha percepción. Todo sería doble, el sufrimiento, la miseria humana, las diferencias y las desigualdades. Los tonos y los matices de los colores serían demasiado fuertes. Ella no soportaría la dosis doble de la vida, prefirió la sobriedad de a penas una visión.

domingo, 4 de diciembre de 2011

A Mente // La Mente

Contemplei essa máquina tão complexa de infinitas ligações, comunicações intermináveis e ágeis, completamente vinculadas, mas também independentes, transmitindo sensações e emoções, todas nossas razões e ilusões. Um grande agrupamento de imagens guardado em uma pequena caixa de mil ferramentas, atividades e utilidades. Pedaços de vida, de movimentos, de maquinações. Arquivo infinito, sem limite, sem descanso. Porta-sonhos, porta-lembranças, porta-fantasias da imaginação. Guarda planos, sementes de recordações que um dia serão memória. Aparato contundente da vida, da absoluta certeza da independência e privacidade humana. Intrincado conjunto de cabos elétricos, fibras óticas, sensíveis e inteligentes. Gravador, impressor, que computa a dor, a esperança, alegrias, a vida, a morte. Potência natural, utillizada parcialmente, com informações arquivadas e disponíveis, prontas a serem acessadas com clareza, ordem e funçao. Caixa de Pandora, muitas vezes incontrolável, criadora de ilusões, de verdades mentirosas, de realidades fantasiosas, de loucura, de razão, de sabedoria, de confusão. De medos, sonhos e pesadelos.
Mas ao contemplá-la também vi essa máquina falhar. Vi o sofrimento da perda da memória, da aceleração do esquecimento, do arquivo morrendo. Vi suas desordenadas desconexões, suas luzes se apagarem e as interatividades desvincularem-se. Percebi a luta da alma por manter as recordações armazenadas. Ouvi as lembranças de toda a vida agonizando. Escutei os números, as letras, as canções e as histórias despencarem de suas estantes, organizadas em setores próprios, em nichos enumerados, conectados por condutores técnicos e especializados que iam falhando, apagando-se, esfumaçando-se, dissipando-se em uma paralisia torpe, triste e decadente. Vi seu brilho falecer, morrendo o corpo e a alma, pedaços de sua existência soberana e autônoma, mas dependente da natureza e do tempo que soa indiferente e inabalável.
Sofri por sua fragilidade terrena e animal, tão incapaz de superar-se e sobreviver sozinha.
Descobri que mente a mente humana por acreditar ser tanto.


La Mente


Contemplé esa máquina tan compleja de infinitas ligaciones, comunicaciones interminables y ágiles, completamente vinculadas, pero también independientes, transmitiendo sensaciones y emociones, todas nuestras razones e ilusiones. Un gran agrupamiento de imagines guardado en una pequeña caja de mil herramientas, actividades e utilidades. Pedazos de vida, de movimientos, de maquinaciones. Archivo infinito, sin limite, sin descanso. Porta-sueños, porta-recuerdos, porta-fantasias de la imaginacion. Guarda planos, semillas que un día serán memoria. Aparato contundente de la vida, de la absoluta certeza de la independencia y privacidad humana. Intrincado conjunto de cabos eléctricos, fibras ópticas, sensibles e inteligentes. Grabador, impresor, que computa y dora el dolor, la esperanza, alegrías, la vida, la muerte. Potencia natural, utilizada parcialmente, con informaciones archivadas y disponibles, listas para acceder con claridad, orden y función. Caja de Pandora, muchas veces incontrolable, creadora de ilusiones, de verdades mentirosas, de realidades fantasiosas, de locura, de razón, de sabiduría, de confusión. De miedos, sueños y pesadillas.
Pero al contemplarla también vi esa máquina fallar. Vi el sufrimiento de la perdida de la memoria, de la aceleración del olvido, del archivo muriendo. Vi sus desordenadas desconexiones, las luces se apagaren, las interactividades se desvincularen. Noté la lucha del alma por mantener los recuerdos almacenados. Los oí agonizando toda una vida. Escuché los números, las letras, las canciones y las historias se derribaren de sus estantes, organizadas en sectores propios, en nichos enumerados, conectados por conductores técnicos y especializados que iban fallando, se apagando, se esfumando, se disipando en una parálisis torpe, triste y decadente. Vi su brillo fallecer, muriendo el cuerpo y el alma, pedazos de su existencia soberana y autónoma, pero dependiente de la naturaleza y del tiempo que suena indiferente y inquebrantable.
Sufri por su fragilidad terrena y animal, tan incapaz de superarse y sobrevivir sola.
Descubrí que miente la mente humana por creerse tanto.